"Ser inmortal es besar lo infinito, Imaginar lo nunca soñado, Zapatear sobre cerebros vacios, Adorar la sabiduria, Renacer de las cenizas. Y después llegará el día en que no habrá más necesidad de días. Y viviréis como uno por siempre en la santidad de vuestra realidad inmortal"
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martes, 12 de abril de 2011
Dice tener la fórmula de la inmortalidad
No es un loco, sino un prestigioso y laureado inventor e informático. Ray Kurzweil propone un plan para que el ser humano pueda burlar su fecha de caducidad por medio de la nutrición… hasta que la tecnología descifre cómo actúan todos nuestros genes y permita que vivamos eternamente. Explica su método en un libro titulado “Viaje fantástico” y augura que en 2030 por el ser humano viajarán minúsculos robots que regenerarán los tejidos. Dice que seremos mitad humanos mitad máquinas, que produciremos alimentos artificiales, pero que la mente sufrirá un trauma porque no está preparada para la eternidad.
por Ferran Viladevall /fotografías de Reto Halme
"Mi idea es de vivir indefinidamente", dice Ray Kurzweil con un tono de voz suave, casi sin inmutarse. La muerte, dice, "es una tragedia, una tremenda pérdida de cualidades, talento y relaciones". Además, los que se quedan lo hacen bajo el dolor y la aflicción. Unas emociones que él mismo —licenciado en Informática e inventor a quien se le concedió en ?999 el National Medal of Technology, máximo galardón en innovación tecnológica del país— pudo experimentar a los 22 años cuando un ataque al corazón se llevó a su padre.
Como su abuelo también perdió el tren de la vida a una edad temprana, víctima de un corazón débil, Kurzweil no se tuvo que esforzar mucho para discernir que sus días estaban contados. Es más, al serle diagnosticada una diabetes nada más superar la treintena, supo que si no tomaba cartas en el asunto el telón de la vida iba a bajar para él incluso antes que para su padre, que no llegó a los 60. "El asunto está en poder controlar nuestro destino. En extendernos más allá de nuestras limitaciones biológicas", revela Kurzweil, que con 57 años asegura tener un cuerpo —por dentro, al menos— correspondiente a una persona de 40 años.
Frustrado por la ineficacia de la medicina moderna, que le llenó de medicamentos y le hinchó como un pez globo, a finales de los 80 se empeñó en encontrar el camino hacia la inmortalidad. Un privilegio exclusivo de la mitología, a pesar de los múltiples deseos del hombre mortal por perpetuarse en este planeta. Hasta Alejandro Magno, aseguran, llegó a La India porque buscaba el agua de la inmortalidad —elixir sacado de una leyenda semítica—, y varios exploradores —algunos españoles— se dejaron el pellejo en América anhelando encontrar la "Fuente de la Eterna Juventud". Sin embargo, hasta ahora nadie ha conquistado la longevidad infinita. Kurzweil espera ser el primero, con el permiso del bíblico Matusalén, de quien cuentan llegó a los 696 años, claro.
Por currículo y conocimientos, este bostoniano de adopción —apodado por varios medios como un "Edison moderno"—, tiene posibilidades. Sus ideas e inventos, como la primera máquina lectora para ciegos, fueron clave a la hora de recibir el premio Lemelson-MIT, el "oscar" de los inventores, e ingresar en el Hall of Fame de los inventores en 2002.
Así, en su obsesión por conseguir extender su esperanza de vida, diseñó un programa que incluye tres fases o "puentes", presentados en su libro Fantastic Voyage, escrito junto al doctor Terry Grossman. El primero es un régimen alimenticio que sirve para prolongar la salud del cuerpo lo suficiente como para cruzar el segundo: la revolución biotecnológica. "Si sigues la dieta típica occidental con gran cantidad de productos con almidón o con harina y azúcar refinados hay muchas posibilidades de contraer enfermedades. Hay que cambiar los hábitos". Pero no sin razón o con "un par de conceptos como base", como otras dietas especialmente las destinadas a perder peso. "Lo más importante es que cada uno conozca su cuerpo. Cada uno tiene que adaptar el programa a sus necesidades". Y acompañarlo todo con una actividad física diaria para prevenir, no curar, porque las herramientas ya las tenemos. "Con lo que sabemos hoy día podemos ralentizar las enfermedades en un 95%, y el envejecimiento", afirma Kurzweil.
Si seguimos su régimen (ver cuadro adjunto) podremos disfrutar de una mejor calidad de vida hasta que la ciencia controle totalmente cómo se expresan todos los genes, tanto los humanos —hay entre 35.000 y 40.000—, como los del resto de especies. Con ese control llegará la posibilidad de cambiarlos o de introducir nuevos para hacer mejoras. Como ejemplos, Kurzweil menciona el vitravene, un medicamento comercializado en el mercado estadounidense que manipula el proceso de expresión de genes dañinos, y otra droga llamada aaATIII, que se produce en leche de cabras transgénicas, que sirve para inhibir el crecimiento de tumores.
En breve, y con esa manipulación genética, se podrán desafiar las leyes del envejecimiento que serían vencidas al cruzar el tercer y último puente, creado por la nanotecnología y la inteligencia artificial. Nuestros cuerpos serán invadidos por "nanorobots" —robots minúsculos inteligentes—, que moviéndose por las venas y arterias destruirán enfermedades y reconstruirán tejidos y órganos. Además "la gente tendrá un ordenador en sus cabezas que interactuará con sus neuronas biológicas", eliminando cualquier límite conocido de la inteligencia humana, que actualmente no se expande. "Nuestra longevidad estará conectada directamente a la fusión con la tecnología, que producirá un aumento de nuestro potencial creativo", vaticina Kurzweil. Conclusión: "Seremos unos híbridos". Una mezcla de partes biológicas y no biológicas. No mañana ni pasado, sino "hacia el año 2030".
La primera vez que anunció su teoría de mezclar carne y hueso con electrónica, fue recibido con frialdad "porque la gente se considera superior a las máquinas, piensan que es una degradación", se queja. Admite que fusionarnos hoy día con algún aparato sí que lo sería. Pero no en el futuro, cuando "las máquinas serán mucho más inteligentes que los humanos". Que no cunda el pánico.
Afirma que de momento podremos mantener nuestros cuerpos, que serán cada vez más perfectos, si no en belleza, sí en funcionamiento. Sin embargo, habrá que adaptarse a los nuevos tiempos, a la inmortalidad y a nuestro potencial ya que sus teorías futuristas están supeditadas a un cambio radical en nuestra psicología o constitución mental, que actualmente "no está diseñada para vivir cientos de años". Lo dicho. Si se quiere evolucionar hacia la inmortalidad hay que cambiar la predisposición mental. "Si todo lo que tenemos es la extensión radical de la vida, entonces nos encontraremos con un problema grave", advierte. "Si no nos marcamos retos, nuestra vida carecerá de trascendencia". Da igual que en el año 2?00 nuestra edad pueda llegar a los 5.000 años, según proclama el ingeniero informático Aubrey de Grey, del departamento de genética de la Universidad de Cambridge. Lo importante es estar motivado.
Reto masivo. Seguro que competir por un pedacito de pan en una sociedad que está previsto que supere los 8.000 millones de habitantes en el año 2050 será toda una motivación. Aunque Kurzweil parece tener una respuesta para todo y quita importancia a las predicciones de la ONU. Incluso de una lumbrera como Carl Sagan (?934-?996), el afamado astrofísico que vaticinó la presencia de ?2.000 millones de individuos hacia 2037. "Estas proyecciones no incorporan a aquellos que podrán extender la vida de forma radical", dice. O sea, que seremos muchos más. Pero eso no tiene que preocupar a nadie, ya que "el crecimiento de la población será mucho menor que los enormes avances en productividad debido a las nuevas tecnologías". Promete que "hacia 2020 seremos capaces de crear cualquier alimento o producto que necesitemos o queramos a partir de materia prima barata" con sólo conocer su información genética. Es más, cree que como seremos tan inteligentes, "nos propagaremos hacia el universo". Con lo que podremos mandar a quien haga falta fuera de La Tierra y así desocupar, si es necesario, unos cuantos cuerpos de casa. A menos, claro, que las parejas de inmortales decidan tener muchos hijos, ya que según Kurzweil, la descendencia será "un acto creativo, como una prolongación de una relación".
Como otra medida de contención, también argumenta que la nanotecnología nos permitirá "controlar, manipular y regenerar el crecimiento físico". Una afirmación que aunque sutil, da pie a sospechar del peligro de la aparición de Josef Mengeles en el futuro. Esta posible amenaza y otras quizás más peligrosas como la pérdida del control de uno mismo a manos de unos bytes, son munición utilizada por los luditas modernos, que se inspiran en el movimiento social organizado en el siglo XIX en Inglaterra, y que luchaban por evitar las consecuencias dañinas de los avances de la revolución industrial. "No conseguirán ralentizar estas tendencias", declara Kurzweil, quien a pesar de admitir que los intentos de neutralización de los luditas han cogido cierto ímpetu, "la idea del progreso tecnológico está profundamente arraigado en nuestro sistema democrático".
En su libro The Age of Spiritual Machines cita un pasaje del manifiesto de Ted Kaczynski, un supuesto ludita apodado Unabomber quien, contrariado por los efectos de los avances tecnológicos, aterrorizó al país con sus amenazas de bomba. "El hombre de a pie tendrá control sobre ciertas máquinas, pero el control sobre los grandes sistemas de máquinas estarán en manos de una elite", escribió Kaczynski, un sujeto que antes de terminar entre rejas tras matar a tres personas y herir a 29 con paquetes bomba, se graduó y doctoró en Matemáticas. El control sobre las masas en el futuro que pinta Kurzweil será aún mayor. He aquí entonces la profecía de Kaczynski: "El trabajo humano no será necesario, por lo que las masas serían superfluas".
Fin de una era.¿Quiere decir eso que el mundo, tal y como lo conocemos con sus estructuras sociales y políticas, va a desaparecer? En parte sí. "Los viejos paradigmas no desaparecen instantáneamente. Con el tiempo, se vuelven menos importantes y menos relevantes", analiza Kurzweil. Como ejemplo cita los blogs, o diarios personales colgados en Internet, que llaman a un cambio de comportamiento social. "Sin embargo, no significa que vayan a desaparecer los periódicos". Pero el sacrificio será inevitable. Habrá algunas instituciones que desaparecerán como consecuencia de la "descentralización de las comunicaciones electrónicas capaces de destrozar el control totalitario y sólo aquellas que tienen un sentido y que satisfacen las necesidades humanas adquirirán más fuerza".
Hablando de instituciones, si somos inmortales, ¿qué pasará con Dios? Kurzweil responde con unos segundos de silencio. Pero inmediatamente se pronuncia: "Debemos tener en cuenta que las religiones nacieron en una época en la que no había tecnología ni ciencia. Sin duda nos obligará a renovar nuestro sistema de creencias y nuestros valores en base a las realidades". Eso puede significar el fin de la religión y el de los patriarcas de la fe que venden otro tipo de inmortalidad, la del espíritu. "Puesto que el mundo creado no es autosuficiente, toda ilusión de autonomía que ignore la dependencia esencial de Dios de toda criatura —incluido el hombre— lleva a situaciones dramáticas que destruyen la búsqueda racional de la armonía y del sentido de la existencia humana", dejó escrito Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio, de ?998. Una crítica abierta a la ciencia a la que acusó de "relegar al ámbito de la mera imaginación el conocimiento religioso y teológico", y de dar otros puntos de vista diferentes a la santificación de la vida "fragmentando el saber". Y eso no hace más que agudizar "esta duda radical que fácilmente desemboca en un estado de escepticismo y de indiferencia o en las diversas manifestaciones del nihilismo", dijo el recientemente desaparecido Santo Padre Wojtyla… Ante tal crítica, Kurzweil tiene una respuesta igual de razonable. Asegura que ante la falta de alternativas, hasta ahora "la preocupación de la religión ha sido racionalizar la muerte como algo bueno".
Sin embargo, se niega a aceptar que su postura sea tan lejana a la idea promulgada por las varias religiones que compiten por las almas de los ahora seres mortales. "¿Cómo ha sido descrito Dios?" cuestiona Kurzweil. "Como [un ser] ilimitado en saber, creatividad, belleza, amor e inteligencia". Si somos seres que evolucionamos —aunque sea con la ayuda de la inmortalidad a base de unirnos a las máquinas—, "es que vamos aumentando esas mismas cualidades", certifica. Y eso, por consiguiente, nos llevaría a acercarnos a Dios. Pero avisa, para los que tengan delirios de grandeza, que a pesar de movernos hacia adelante cada vez más rápido y ganar en complejidad —hasta el punto de ser testigos de que "las entidades no biológicas sean tan complejas como las biológicas—, nuestra evolución "nunca llegará al infinito".
Poner las teorías de Kurzweil en perspectiva es tarea difícil. "Realmente no he pensado mucho sobre este tema, es mejor que hables con otra persona", dijo evasivamente Gary Becker, Premio Nobel de Ciencias Económicas de ?992, actual profesor de Economía y Sociología de la Universidad de Chicago, al ser preguntado sobre el impacto de la inmortalidad. Igualmente, la Iglesia Católica mostró una total desidia por la teoría. Bill Joy, fundador de la empresa de cibernética Sun Microsystems, también se sintió amenazado por las ideas de Kurzweil y tuvo la necesidad de advertir al mundo a través de un artículo en la revista Wired —especializada principalmente en tecnología, negocio y política —, en la que irónicamente pedía renunciar a las tecnologías del futuro.
¿Da miedo Kurzweil? Es posible, por más que algunos le consideren un genio, como Sherwin Nuland, profesor de Bioética de la facultad de Medicina de la prestigiosa Universidad de Yale. Aunque Nuland matiza que quizás Kurzweil sea "un producto de esta era narcisista en la que la gente brillante se obsesiona con su longevidad", con la consecuente distorsión del raciocinio. "Se han olvidado de que están actuando por el básico miedo biológico de la muerte y la extinción", comenta. Un miedo ya descrito por el escritor ya fallecido Ernest Becker, ganador del premio Pulitzer en ?974 por su obra Denial of Death, en la que reflejaba el trabajo necesario del ser humano sometido a la "ansiedad que causa el axioma de la muerte", para mantener una higiene mental normal.
Aunque alguien lo discuta por lo inverosímil de sus objetivos, Kurzweil está sano y cuerdo. No va de profeta ni es el típico charlatán que vende humo. Su fórmula para llegar a la inmortalidad se basa en la ciencia y estima que su única satisfacción se produce cuando puede ayudar a la gente. "No sólo somos una fruta que crece en un árbol y que cuando está madura se cae siguiendo el orden racional de la vida y la muerte", dice utilizando una analogía en la que refleja su fe en el potencial de la raza humana.
No ha sido el primero en desafiar a la madre naturaleza y su equilibrio. Tampoco será el último en intentarlo. Pero como ha venido siendo costumbre desde que tenemos memoria, el tiempo será el juez y le dará o no —literalmente— la razón.
En www.kurzweilAI.net y en "Fantastic Voyage" (Rodale Books), de Ray Kurzweil y Terry Grossman. Se vende en la Red.
Inmortalidad
La inmortalidad ha sido un
sueño desde el surgimiento de la vida del hombre; este objetivo pudiera
alcanzarse en los próximos 20 años
La
prolongación de la vida, es uno de los mayores retos que ha enfrentado
el hombre desde su surgimiento; para intentar alejar de su horizonte un
hecho tan irreversible como la muerte.
Es que
disfrutamos vivir por encima de todo, no concebimos la inexistencia como
una opción, aunque reconozcamos la muerte como un hecho real e
inevitable preferimos olvidar su existencia, alejarla de nuestros
pensamientos y temas de conversación.
Por ello
la comunidad científica lucha por lograr una mayor expectativa de vida,
de hecho algo se ha avanzado en este concepto; en 1876 la esperanza de
vida de un ser humano era de 24 años hoy oscila entre los 76 años, con
tendencia a prolongarse esta expectativa.
¿Será posible lograr la inmortalidad?
- El Dr. Ronald M. Klatz
un innovadora autoridad, reconocida en terapias de medicina
anti-envejecimiento", pronostica que para el año 2029 debido al
desarrollo acelerado de las ciencias medicas, existen probabilidades
reales que lleguemos al punto de descubrir como detener el
envejecimiento y con ello lograr llevar la inmortalidad a la practica,
alcanzando una esperanza de vida de 150 años o mas.
También
para la futura fecha de el 2029, el Dr Klatz aspira que se halla
encontrado la cura a enfermedades que provocan una alta mortalidad a
nivel mundial; como las Enfermedades Cardiacas ,Cáncer , Sida, Alzheimer
y la Diabetes.
- En el 2004 en declaraciones a la BBC,
el Dr. Aubrey Grey un genetista de la universidad de Cambridge, afirmo
la probabilidad que en un futuro inmediato los seres humanos pudieran
llegar a vivir 1000 años, afirmando que algunos de los que alcanzarían
esta meta, ya se encuentran entre nosotros. Sus argumentos están basados
en lo que ha denominado -Estrategias para la Ingeniería Senescencia
Insignificante- (SENS), proyecto que trabaja en prevenir el
envejecimiento y los daños que se originan en los seres humanos con el
transcurso del tiempo.
- En un articulo publicado recientemente en el diario The Telegraph,
se recogen las opiniones del científico Ray Kurzzweil, que avizora
también la probabilidad de la inmortalidad en el plazo de 20 años,
teoría sustentada en un mayor conocimiento de el funcionamiento del
cuerpo humano, con el uso de la nanotecnología
para la sustitución de órganos vitales y células de la sangre, que
afirma; superaran en eficacia a las existentes en el diseño humano.
¿Cual será nuestro próximo reto?
La
inmortalidad ya no parece algo tan lejano o imposible desde el punto de
vista científico, la probabilidad de prolongar nuestra existencia
parece un hecho cercano, las interrogantes que nos puedan surgir en un
futuro y nuestros temores, estarán basados en como será utilizada esta
nueva oportunidad, por el hombre o si será correcto burlar un ciclo
natural y cuanto beneficio traerá a largo plazo a la humanidad.
Si
se lograra la inmortalidad en 20 o 100 años, habremos vencido a la
muerte; pero lograremos vencer a la eternidad, vivir en paz, ser mas
civilizados, respetar a nuestros congéneres, como garantizar que alguien
no aprovechara esta oportunidad, para intentar dominar al resto de los
habitantes del planeta bajo la sumisión y la esclavitud perpetua, esos
desafortunados seres no se lamentaran extrañando la muerte que les ha
sido arrancada de sus vidas.
Las invenciones
muchas veces vienen acompañadas de una dosis de incertidumbre y
polémica, por que el futuro siempre se hace impredecible en las manos
del hombre, no obstante a ello siempre tendremos que seguir confiando en
nosotros y en nuestra capacidad para encontrar soluciones, nadie nos
juzgara por lo que hagamos en el futuro salvo nosotros mismos, por que
no hay otras criaturas civilizadas hasta el presente ; pero quizás
nuestro mayor reto a enfrentar en el futuro, sea lograr sobrevivir en la
eternidad.
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